Semanas atrás tenía una serie de preocupaciones, centradas principalmente en mi trabajo y mis relaciones familiares, hasta que me detectaron un posible cáncer de seno y luego de una larga serie de exámenes, con la tensión y el suspenso propia del caso, me operaron para extirpar el tejido extraño, analizarlo en una biopsia (ver post anterior "El Momento de la Verdad") y poder determinar si se trataba de cáncer mamario o no.
De pronto el tema del trabajo (o mi carencia de) era sólo algo colateral, relacionado a mi posibilidad de tratamiento, al tema económico, pero no era un tema importante en sí mismo. Las diferencias que tengo cada día con mi esposo eran nimiedades que parecían sólo pequeñas pelusillas ante la enormidad de su amor y su comprensión con la situación y mis necesidades emocionales, ante la probabilidad de estar enferma de un mal que se lleva millones de vidas cada año, y físicas, en relación a la operación y mi posterior convalecencia. Sólo podía sentirme maravillada de su paciencia y su fuerza de ánimo en un momento en que me era tan necesario. Los tira y afloja con mis hijos se convirtieron en momentos que parecían tan sencillos de resolver ante una dificultad tan amenazante, que eran casi "disfrutables" y trataba de concentrarme en la esperanza de que todo saliera bien para no pensar lo que sería mi vida entre tratamientos médicos, sin poder disfrutar su crecimiento cotidiano.
En ese espacio, la presencia maravillosa de mi familia y amigos se tornó en un bálsamo reconfortante que me llenó de alegría y gratitud. Visitas, mensajes de celular, emails, llamadas y hasta fruta u otros alimentos, me acompañaron durante los seis días que duró la espera de los resultados, aliviando mi tensión y llenando los vacíos con una presencia cargada de afecto y solidaridad. No hay palabras para describir tanta ternura recibida, me siento realmente privilegiada.
Con todo, ayer se cumplió el plazo y en la noche recibí mis resultados, que afortunadamente eran negativos, es decir, estoy sana. Del cáncer nada. Por supuesto, regocijo y alegría, y el compromiso del chequeo anual ¡impostergable! Pero también una reflexión de todo lo vivido, que no fue poca cosa. Lo que recibí y lo que pude perder. Lo que tenía y lo que creí necesitar. Y entonces me pregunté: ¿Mis prioridades son las correctas o están patas arriba? ¿Por qué me aloco con temas trviales que cuando piso tierra se hacen añicos contra lo que es verdaderamente importante, como la salud y la vida, resultando ser poco importantes? ¿Qué estoy haciendo con mi vida que me afano por lo secundario y me olvido de lo principal? ¿Estoy siendo como aquellos que caminan sin descanso aunque no sepan a dónde van?
Hoy en la mañana ya tuve el primer pleito intrascendente con mi marido, porque la vida volvió a ser la misma y él dejó de ser esa persona maravillosa que hasta ayer era el principal sostén de mi vida. ¿Él dejó de serlo? ¿O yo dejé de ser la persona desvalida y necesitada que miraba lo mejor de los demás y valoraba lo que me daban sin sentirme importante sino pequeña e indefensa?
Creo que vivimos centrados en nosotros mismos hasta que la realidad nos da una cachetada y nos hace comprender que no somos más que criaturas frágiles que necesitamos siempre de otros, para todo, especialmente para ser felices, nos demos cuenta o no. Y creo que la pasaríamos mejor si fuéramos siempre conscientes de nuestra fragilidad y de la importancia de los demás, de su afecto, su cariño, su presencia en nuestra vida, y poco a poco podremos ser menos estúpidos (dícese del que hace estupideces) supongo que y abrirnos más a la VIDA (así, con mayúsculas y en negritas).
Alguien escribió que no importa si corremos tras el dinero, el placer o el poder, lo que se esconde detrás de todo ello es la necesidad de sentirnos amados. Y no hay forma de recibir amor... salvo darlo.
Es importante preocuparnos por el día a día, el trabajo, las cuentas y las pequeñeces que haya que atender cotidianamente, pero no posterguemos la amistad, la familia, el amor, la fraternidad. Podría ser que mañana despertemos y nuestra vida esté amenazada, nuestras condiciones cambiadas y nuestras posibilidades de disfrutar de toda esta riqueza que actualmente tenemos... desaparezcan.
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