El día de ayer un grupo de mujeres trujillanas firmamos un documento de adhesión a la nominación de la Asociación “Abuelas de la Plaza Mayo”, de Argentina, al Premio Nóbel de la Paz. Fue una reunión sencilla y alejada de los flashes y las cámaras que seguramente andaban a esa hora persiguiendo a algún político que reinventa las antiguas mentiras de siempre para ganar el voto de los desmemoriados. ¿Quiénes convocaban? Teresa Guerra García de Rodríguez Nache, Abogada, dama de la política, las letras y la lucha por todo lo digno y justo, especialmente si afecta a las mujeres; Azucena Cava Moya, Doctora en Educación y Abogada, Presidenta del Instituto de la Mujer - La Libertad , fundadora de la primera Comisaría de la Mujer " e integrante de la Organización Mundial para las Familias, y Carmen Salazar Cortegana, Presidenta del Centro de Promoción de la Mujer del Norte (CEPROMUN), y primera presidenta del Consejo Regional de la Mujer. La asistencia fue escasa pero, precisamente por ello, más valiosa.
El objetivo de la reunión fue transmitir el mensaje de justicia y fraternidad que debe convocar esta nominación que le da un lugar de privilegio a este grupo de madres, hoy ya abuelas, que por 34 años vienes luchando de manera pacífica por los derechos de las familias afectadas por el genocidio del gobierno militar argentino (1976-1983) en el que se calcula un aproximado de 30,000 desaparecidos.
Como muchos saben, pero otros no, durante la dictadura militar que dominó el destino de los argentinos tras derrocar a Isabel de Perón, se estableció lo que se conoció como el Proceso de Reorganización Nacional, que no fue otra cosa que una forma sistemática de eliminación masiva de miembros de la oposición al régimen militar (activistas de izquierda y de pasadita todo lo que en ese momento cayera en sus manos). Con saña e indiferencia por todo derecho de la persona, desaparecieron a hombres y a jóvenes, a varones y mujeres, e incluso a niños en los Centros Clandestinos de Detención (CCD) para luego asesinarlos. Se cree que en su mayoría, luego de la tortura respectiva (llámese “técnicas especiales de interrogatorio”) los cuerpos fueron echados al mar desde aviones del ejército, para evitar que algún día se encontraran y hubieran pruebas del asesinato.
Este sofisticado procedimiento incluyó el “uso” de los hijos de los detenidos (los robados, los que nacieron en cautiverio y hasta los que fueron extraídos del útero de sus madres) quienes fueron a parar, con documentación en regla fraguada por el gobierno, por supuesto, a familias extrañas, creciendo sin saber que sus apellidos, su sangre y su herencia, es otra. Se calcula en más de 500 los niños que corrieron esta suerte.
Las madres, hermanas, y familiares de estos jóvenes clamaron por meses y años por calles y plazas, en las comisarías y centros militares, sin encontrar otra respuesta que el insulto, la agresión o la indiferencia. En otros casos fueron a su vez detenidas y eliminadas. Por ello, después de reunirse a protestar y clamar por sus hijos cada jueves en la plaza de mayo, cosa que siguen haciendo hasta hoy, decidieron luchar por encontrar a los hijos de sus hijos, y devolverles la oportunidad de conocer a su verdadera familia si así voluntaria y libremente lo solicitan.
La suya es una tarea paciente, llena de amor infinito, aunque no siempre comprendida, realizada en el marco de una organización civil de defensa y promoción de los Derechos Humanos. Su línea principal es la lucha contra la impunidad y la desarrollan a través de una maravillosa y prolífica labor de difusión, comunicación y educación, además de esta tarea titánica de búsqueda de hijos perdidos en medio de una barbarie y que hoy pueden reencontrarse con los suyos en un clima de paz.
A Febrero de este año 2010, han recuperado más de cien nietos y gracias a su gestión incansable se ha fundado la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) que es la que realiza las investigaciones de origen, de modo confidencial, en base de documentos, primero, y si es necesario, con investigación genética, mediante el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), creado como fruto del trabajo indesmayable de estas mujeres.
En Argentina (y otros lares) estas abuelas gozan de la simpatía de muchos y también tienen muchos detractores, porque es imposible extraer esta lucha de una postura política, y en medio de ello está todo. Mientras para unos son grandes, para otros son una locas de porquería (viejas de mierda les han llegado a decir) que se deben ir a su casa y dejar en paz a los demás (me pregunto ¿quiénes serán los demás?). Se les acusa de viajar por el mundo y de ser amigas de tal o cual político y todo se convierte así en un tema muy politizado y espinoso, aunque el trabajo esté ahí, al alcance de los ojos.
Imagino que más de 34 años de lucha encarnizada por recuperar a las víctimas de semejante carnicería, por vías de la súplica, la protesta pacífica y el sacrificio voluntario, hacen difícil mantenerse “apolítico”. ¿Usted podría hacerlo? ¿Podría ver cómo secuestran a su hijo universitario y ver que pasan los meses y los años y que nunca volvió y seguir indiferente al acontecer político de su país? ¿O saber que su hija embarazada que fue detenida y nunca más volvió pero que ese hijo o hija tal vez esté creciendo del otro lado de la sociedad sin saber que tiene una familia que lo espera, y echar eso al olvido? Yo lo creo muy poco probable. Al menos yo no podría.
Pienso que tanto dolor, tanta sangre y tanto sufrimiento se pudo volcar en muchas formas y en muchas cosas, entre ellas la venganza y la violencia, pero estas mujeres han volcado todo ello en un trabajo de unión, de recuperación, de justicia y de paz. Creo que el hecho de que tal o cual político le de subvenciones o no (que las tienen, sí, y lo publican) o de que digan lo “políticamente correcto” en sus manifestaciones (¿correcto según la perspectiva de quién?) no debe ser razón para desconocer el sacrificio de tantas madres por más de treinta años. Al menos, creo que han hecho más de lo que muchos “correctos” políticos han hecho por sus propios medios.
El trabajo de estas mujeres es, a mi juicio, un ejemplo de lucha y sacrificio en el mundo, y eso no cambiará.
La postulación de las Abuelas al Premio Nóbel se realizó en el pasado mes de enero y recién en octubre se conocerán los resultados. Este año existe la mayor cantidad de postulaciones recibidas a la fecha: 237 nominados.
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No sé si existirán otros grupos como el de ellas, creado a consecuencia de un ataque tan salvaje, que subsiste por más de treinta años y que logró hacer de sencillas amas de casa unas expertas en genética, en procesos legales del estado, en abogadas consumadas... todo por el amor a los demás y a la justicia.
ResponderEliminarSi Videla no pudo con ellas, menos podrán las canas y los años.