26 de septiembre de 2010

Cosas que sólo pasan en el Perú



Tal vez el título sea muy pretencioso porque, debo confesarlo, mucho de lo que leerán en realidad se refiere a la ciudad donde vivo, por ello espero que los peruanos residentes en otras ciudades o en el extranjero, sean los encargados de corregirme o ampliar mi limitado panorama mediante sus comentarios, que son siempre bienvenidos.
Con todo, y aún a riesgo de caer en el error, quiero compartir con los lectores de este rincón algunas realidades muy particulares, bajo mi personal punto de vista, y que iré compartiendo en sucesivas publicaciones.


I.- ¡POR LOS CRUCEROS PEATONALES… JAMÁS!
El nuevo reglamento Nacional de Tránsito, y su correspondiente Código, establece ahora multas no sólo para conductores sino también para peatones que infrinjan normas de seguridad, como cruzar vías de alta velocidad sin hacerlo por los puentes peatonales, bajar de vehículos en medio de la pista, o cometer imprudencias varias que puedan ocasionar un accidente. En Lima ya se está realizando la capacitación y difusión del caso, pero a la provincia sólo ha llegado un rumor mezclado con las noticias del festival de la primavera y los muchos comentarios de que éste es el invierno más frío que hemos pasado.

Sin embargo, hay quienes dicen que sería obligatorio cruzar en todos los casos por las esquinas, es decir, por el crucero peatonal, esté o no pintado en la calzada, so pena de multa.  Imagino que nada de eso es cierto, porque si así fuera,  me declaro culpable y reincidente permanente de cruzar por mitad de cuadra, y… ¡qué se atrevan a multarme!

No se trata de andar de subversiva o de promover el desacato a las leyes y normas, sino que dejar sentado que amo mi vida y que mi cuerpo, con sus defectos y virtudes, lo quiero completo y en una pieza. ¿A qué viene esto? A que en países civilizados el ser humano que se traslada caminando (llamado comúnmente “peatón”) es protegido por las normas y tiene la preferencia sobre el vehículo motorizado (supongo que es porque nunca se ha visto que un peatón atropelle a un taxi). Sin embargo, en el Perú el automóvil tiene siempre la preferencia y si convergen en un cruce un peatón y un auto, al fulano de a patita más le vale que le salgan alas o se convierta en Hulk con sus saltos de 20 metros, porque va a tener que salvar su pellejo como sea, porque el carro ni siquiera va a disminuir la velocidad.  

Es por eso que siempre les enseñé a mis hijos que se cruza por la mitad de la cuadra, de modo que tengan una mayor distancia para poder ver si de pronto aparece por la esquina un desgraciado con carro manejando a toda mecha de forma que no deja tiempo más que para saltar como gato a la vereda con una lisura en la boca que ni siquiera termina de salir mientras el desgraciado en mención ya está por la otra cuadra zumbando y asustando a más peatones indefensos. Es verdad que somos un país religioso, pero tampoco es para que andemos rezando cada vez que tenemos que cruzar la pista, y de hecho si lo hiciéramos por las esquinas ya andaríamos apostando la vida. En mi amado país el que tiene el auto es el que manda, y los que andamos a pie... patitas pa' qué te quiero, a correr se ha dicho que la idea es ponernos a salvo, sin importar un reglamento que al fin y al cabo de nada va a servirme si termino en un cajón.

Botón de muestra: hace un par de semanas casi fui arrollada con mi hija menor de edad, mientras cruzaba, en pleno centro de la ciudad, por un crucero peatonal y con  un semáforo con la luz que me autorizaba a pasar, porque una combi (prohibida de ingresar a esa zona de la ciudad) estaba por ahí y luego de reducir la velocidad por el rojo que se anunció frente a ella, decidió que era mejor acelerar y pasar de una buena vez, aprovechando que los transeúntes recién estábamos a mitad de pista. Entre el sonido del motor y la visión del vehículo que se nos vino encima, no pudimos hacer otra cosa que correr para salvarnos. Fue tal el susto que nos pegamos que no me salió ni un grito ni una lisura (muy oportuna y merecida en estos casos) y la presión se me normalizó recién como dos cuadras más allá. Llámenme tercermundista, provinciana, o lo que quieran, pero mientras los automovilistas no aprendan a respetar al peatón, mi primera obligación es mantenerme con vida, y cruzando por las esquinas, reduzco mis posibilidades drásticamente. 

Quienes no me crean,  que se den una vueltecita por la ciudad cruzando por las esquinas, y va a ver cómo: 1) se da cuenta de que es un sistema extremadamente peligroso, rayando en lo suicida, y 2) se vuelve creyente ferviente porque si no es de milagro que termina vivo… no hay otra explicación.

3 comentarios:

  1. ...si pues..y claro!! una tiene la culpa..!... hace un mes o menos...estaba con mi biciicleta manejando y al llegar a la esquina el semaforo se pone en rojo...y pare...lo siguiente q sucedio fue que recibi tal pero tal lisureada y palabras no permitidas... departye del carro de atras q por lo visto tenia prisa y no podia avanzar por mi bicicleta...(pese al semaforo en rojo!!!)... a lo q yo atiene a no hacer caso puesto...yo recibiria tooodas las palabrotas q ese "respetuoso conductor me dijiese"...pero el no podria avanzar...asi q bueno... el amargado seria el y no yo..y asi aprenderia un poco mas..a a respetar las señales...
    ...estoy segura de q si me movia..el avanzaria con todo y sin pena..si importarle quien sea q este cruzando o no... sarta de!!...conductores!

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  2. Sí, te entiendo porque pasa con mucha frecuencia. Yo estoy de acuerdo con sancionar a peatones imprudentes, que los hay muchos y su imprudencia es terrible y muchas veces originan graves accidentes, pero la cultura de protección al peatón, es decir, el establecer una visión en la que la máquina no puede estar por encima del ser humano, es imperativo.

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  3. El tránsito en el peru es terrible y hay que andar mirando a todo lado para que no te atropellen no respetan nada ni la luz roja ni a la gente

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