22 de septiembre de 2010

Al llegar la madurez

Hace poco recibí un archivo pps con una bella presentación (hermosas fotografías y un fondo de Chopin muy romántico), pero lo más importante fue el contenido del mensaje, y por ello lo reproduzco aquí.
Según la fuente es del brasileño Mario Andrade (1893-1945) http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A1rio_de_Andrade  No tengo el honor de conocerlo ni sé si él será, efectivamente, el autor del texto, pero igual me parece bueno, pues expresa de forma clara y sencilla a la vez lo que estoy segura, sentimos muchas personas.

El valor del tiempo en la madurez
Conté mis años y descubrí , que tengo menos tiempo  para vivir de aquí en adelante, que lo que viví hasta ahora.

Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas...Las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a llegar a nada verdadero.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas, que a pesar de su edad cronológica no han crecido, porque no quiero seguir lidiando con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde se desinflan egos inflados ni tolero a maniobreros ni ventajeros.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo y las personas que no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo es escaso para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa... no tengo tantas golosinas en el paquete y quiero disfrutarlas...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores y que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora y que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana y desee tan sólo andar del lado de verdad y la honradez.
La escencia, es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas, gente que con los golpes de la vida aprendió a crecer con toques suaves en el alma.
Sí....tengo prisa....por vivir con la intensidad  que la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me dan....pues estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final,  satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

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