24 de junio de 2010

Sobre la crisis española de matrimonio y reproducción

Una noticia de un diario español habla de "la peor crisis de la familia en 10 años".  Resulta que sus políticas familiares (y tal vez incluso de inmigración) podrían revisarse al comprobarse en las estadísticas 2009 una disminución en la natalidad (5% menos que el año anterior) y también una disminución de casi un 11% en las parejas que contrajeron matrimonio.  A decir de la nota las parejas que tenían 1.46 hijos en promedio (es decir que algo más de mujeres tenían dos hijos y otras sólo uno) demuestran un retroceso pues, especialmente entre el sector de extranjeros, la natalidad venía siendo creciente.

Según la información publicada “para el INE, el descenso es «el efecto combinado de una reducción progresiva del número de mujeres en edad fértil y de una menor fecundidad»”.  A los españoles estos argumentos les suenan a cuento chino y ven en la noticia desde ribetes políticos hasta condiciones económicas que han disminuido para la independización de los jóvenes, que en el país es mucho más temprana que en poblaciones latinoamericanas. Pero lo que  parecer ser un hecho es que habrán  más parejas no casadas y las parejas, casadas o no,  tienen menor tendencia a procrear hijos.

Sobre el primer aspecto del tema se puede debatir hasta el cansancio, desde la postura ultraradical que habla del matrimonio como de una institución en decadencia, hasta  de la postura de la Iglesia que considera el tema como un síntoma de degradación social y humana.

Creo que un justo medio es más recomendable. El matrimonio (civil o religioso) me parece una institución  necesaria como garantía de un cierto orden social que proteja a los ciudadanos, especialmente a la prole y mantener en un nivel  adecuado la movilidad de las parejas, evitando que caigamos en una promiscuidad insoportable.

Sé que me van a decir que cada quien tiene derecho a hacer lo que quiera con su cuerpo, y tengo que reconocer eso como cierto, pero cuando hay hijos, el valor de la premisa expira súbitamente y sin marcha atrás. Cuando se examinan las ideas todo es posible, pues hablamos de temas abstractos, pero la falta de educación, principios , autocontrol, etc.,  se evidencia en el crecimiento de males como el sida, la violencia de pareja, la cantidad de niños abandonados en todos los países. ¿Se necesita mayor argumento sobre la falta de madurez en relación al sexo?  Es un problema serio que se verá con mayor claridad en unos pocos años.

El tema de los hijos, es de otra especie: egoísmo puro. El consumismo que nos empuja a querer tener (casa, auto, viajes, más títulos académicos, más dinero, etc.) antes que una familia. Muchas veces ni siquiera se discute el tema porque parece venir embotellado con el título universitario o la crisis económica.

Para los europeos es un problema de población que resuelven a duras penas con la migración, pero esa solución dejará de ser efectiva en la medida que los inmigrantes copien los patrones sociales que han producido esta situación.

Ciudades desiertas, ciudadanos egocéntricos.
Qué viva el progreso?

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