15 de marzo de 2013

¿Será Francisco el Papa de los pobres?

¡Habemus Papam! Yo estaba trabajando en mi PC, en casa, cuando mi hijo me avisó por celular que había humo blanco. Volé al televisor y le envié un mensaje de texto a algunas personas, mientras esperaba. Luego de algún tiempo, en el que aproveché para aprender muchos aspectos de estos temas gracias a Monseñor Pedro Hidalgo Díaz, invitado de un canal de Lima, comenzó el protocolo: las bandas, la Guardia Suiza,  los cardenales, el anuncio, y luego el Papa. Cuando lo vi parado entre tanta gente, mirando hacia la plaza de San Pedro, reventando de gente jubilosa, me preguntaba: ¿qué pensará? Una respuesta profana sería: "¡Dios santo, en qué me he metido!", pero, más allá de los chistes, una mirada más de fe me lleva a pensar que no esperaba ese resultado y que se sentía profundamente emocionado por el compromiso que asumía en ese momento.
De pronto en todos los medios comenzó a salir información de todo tipo sobre la elección del jesuita argentino,  Jorge Mario Bergoglio, y  tirios y troyanos alzaron la voz para decir que era cosas opuestas al mismo tiempo. Mientras algunos, felizmente los menos,  lo relacionaban con la dictadura argentina, los otros, especialmente  la congregación a la que pertenece, la Compañía de Jesús, lo presentaba con un hombre humilde y sencillo, dado al servicio de los pobres. De hecho, Monseñor Hidalgo, que acompañaba la narración del canal, comentó que lo conoció directamente a raíz de unas votaciones en el Colegio cardenalicio, y que le dio una gran impresión por su sencillez y naturalidad.
Y eso es importante, ya que dado el creciente aumento del poder de los sectores más conservadores de la Iglesia católica, pareciera que ahora se quiere dar un giro hacia una postura más de servicio que de confrontación, tirando por tierra los cálculos y las predicciones que hablaban de prelados como Angelo Scola (71, arzobispo de Milán), Peter Kodwo Appiah (64, cardenal de Ghana) o hasta Timothy Dolan (63, arzobispo de Nueva York).
Sobre el tema, el premio Nobel de la Paz,  Alfonso Pérez Esquivel, afirma que no es correcto que el actual papa tuviera vínculos con la dictadura argentina (1976 y 1983) pero considera que "le faltó coraje" en este tiempo, para respaldar la lucha por los Derechos Humanos. "Hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no", indicó en una entrevista, aunque re conoce que “muchos obispos pedían a la junta militar la liberación de prisioneros y sacerdotes y no se les concedía".
Es difícil conocer bien a una persona, más aún si trata siempre de mostrar un perfil bajo, y más aún cuando se ve, de un momento a otro, empujado a realizar una labor para nada envidiable en la que tendrá que hacer milagros sin ser santo. Sin embargo, algunos detalles parecieran contradictorios. Por un lado dicen que su sencillez y preferencia por los pobres es clara y sólida, pero por otra se dice que no tiene escrúpulos en reconocer que de su Congregación «algunas cosas me gustan y otras no», y es sabido que no coincide en todo con su Superior, Pedro Arrupe, General de la Compañía de Jesús. Sin embargo, de Arrupe  se conoce que tuvo discrepancias con Juan Pablo II, que no vio con buenos ojos el avance de la que se considera una de las órdenes religiosas más progresistas, con gran afán de llevar a la realidad los lineamientos  del Concilio Vaticano II y trabajar por los desposeídos. Publican por ahí que Arrupe, que un día fuera de alguna forma poderoso, con Pablo VI,  fue sometido por el Papa polaco, lo que le permitió controlar la expansión de la Teología de la Liberación y apoyar el crecimiento del Opus Dei y otras congregaciones que se consideran elitistas y radicales.
Visto esto, podríamos decir que el nuevo pontífice es conservador y opuesto a las ideas renovadoras que tratan de volver a las raíces del mensaje de Jesús, como la  Teología de la Liberación. Yo no lo tengo muy claro. Como dicen por ahí: ¿cómo es la nuez?
Hay quienes ven en esta elección una reinvindicación de Arrupe, y esperan que Bergoglio aproveche la oportunidad para revertir el tiempo perdido y profundizar la línea auténtica de la Iglesia: la pobreza y el servicio. ¡Así sea!
El legado de Benedicto
En este panorama no debemos dejar de lado la espectacular e inesperada renuncia de Benedicto XVI, el primer Papa moderno que renuncia al pontificado en cientos de años y cuya decisión forzosamente debe tener un trasfondo muy superior al tema de salud, aludido en su mensaje oficial.  Y es que en un movimiento de ajedrez, la Iglesia parece haber comprendido que la elección anterior no fue la más adecuada, pues el elegido no pudo realizar la tarea que se había propuesto y dio un paso al costado. Muchos creen que esa tarea sería la “depuración” interna del clero, para liberarla de elementos corruptos, inmorales y criminales, habiendo llegado a separar a más de 100 del servicio sacerdotal, en silencio pero sin dar marcha atrás.  ¿Habrá recibido Roma algún mensaje del predecesor, Ratzinger? No se sabe, pero sí es claro que los cardenales dieron vuelta al timón y han optado por el candidato que en el Cónclave del 2005 fue el principal rival de Ratzinger en todas las votaciones, pero de una corriente diametralmente opuesta a la de quien en esa ocasión fue elegido. Cabe preguntarnos, como decía una conocida presentadora de TV: ¿será cierto esto?
¿Y las profecías del Papa Negro?
Para quienes gustan de los temas esotéricos, la elección del Papa tenía mucha trascendencia, más allá del tema religioso, pues debía comprobar o descartar la validez de algunas profecías, especialmente de Nostradamus  y de Malaquías, que indicaban que el que seguía a Benedicto debería ser un “Papa Negro”. La gente creyó por eso que el Arzobispo de Ghana, uno de los papables, estaba ya casi elegido, por su condición de raza negra. Sin embargo, no fue así, y se eligió a Bergoglio, un hombre de raza blanca.
¿Error? Tal vez no.   Si bien Francisco I no es una persona llamada “de color”, pertenece a la orden de los  jesuitas, de la que por muchos años se identificaba a su Superior con el apelativo “Papa negro”,  en alusión a las sotanas negras que usaban en contraste con la blanca, del Papa, en un tiempo en el que la Compañía de Jesús tenía una gran influencia en el Vaticano y su Superior estaba muy cerca al Papa. Hay quienes creen que también el nombre hacía alusión a un doble sentido, como  ser “opuestos” a la línea de la Iglesia, etc.
Algunos datos y curiosidades sobre el nuevo jefe de la Iglesia Católica
El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio (1936) es argentino, hijo de un inmigrante italiano, obrero ferroviario, graduado en Química y ordenado como sacerdote jesuita a los 32 años. El  266° Jefe de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana,  ha sido electo el 13 del 03 del 2013, y si se suman los números da 13 ¡número cabalístico!
Otro dato curioso de su elección es hubo una gaviota blanca que se posó sobre la chimenea que más tarde iba a anunciar al mundo la elección, y fue tan llamativa su presencia que hasta algunos “tuiteros”, le abrieron una cuenta al ave.  Un tiempo después  saldría la “fumata blanca” y aparecería en el balcón el Papa que lleva el mismo nombre de San Francisco de Asís, protector de los animales.
El flamante pontífice, primer papa jesuita y latinoamericano, nació el 17 de diciembre, día de San Lázaro, patrono de los pobres, un santo venerado en Brasil y Cuba.
Sobre el nombre: Francisco
No se conoce la razón de su elección, sin embargo hay pos versiones al respecto. Podría deberse a San Francisco de Asís, el hijo de un rico comerciante que decidió servir a Dios y seguir el evangelio viviendo en la más estricta pobreza, marcando así lo que será un estilo de sencillez en su ministerio. Sin embargo podría ser también una forma de agradecer a uno de los fundadores de su orden, San Francisco Javier, conocido también como “el gigante de las misiones”, que en 1540 fue enviado por San Ignacio de Loyola a convertir cristianos en la India, Japón y China.
Primeras actuaciones
Hace unas horas, en su encuentro con los cardenales, les ha pedido “no caer” en el pesimismo y encontrar todos los días la valentía de llevar el Evangelio a todos los rincones de la tierra. “Nuestra misión es llevar a Jesús al hombre y conducir al hombre al encuentro de Jesús, realmente presente en la Iglesia. Jamás cedamos al pesimismo, a esa amargura que el diablo nos ofrece cada día. No hay espacio para el pesimismo o el desaliento”, dijo ante los 114 cardenales electores y numerosos octogenarios a los que recibió en la sala Clementina del Vaticano.

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