Disfrutando un par de días fuera de mi hogar, comparto algunas reflexiones a raíz de acontecimientos recientes en mi cotidiana y previsible vida. Uno de ellos, me ha hecho preguntarme mucho sobre los sueños que las personas tejen en su vida, aunque sólo unos poco llegan a terminar el tejido y pueden disfrutar de su sueño hecho realidad.
Y sí, pues, creo que todos llenamos de sueños nuestra mente en la infancia y adolescencia, pero conforme vamos ingresando a la madurez, vamos dándole prioridad a las "cosas importantes", dejando de lado esos acariciados sueños. Luego vienen los años, unos sobre otros, trayendo su carga particular de problemas, angustias, y afanes, y los sueños quedan cada vez más empolvados y arrinconados, como algo que un día pudo ser pero ya jamás será.
Mientras pensaba en mí y en lo que hice y lo que dejé de hacer, el otro día le pregunté a una amiga querida: si no tuvieras limitaciones ¿cuál sería tu sueño? Me pareció muy triste pero… no me pudo responder.
Y entonces me pregunté por qué dejamos de perseguir nuestros sueños, o si, de otro lado, ¿es correcto obrar así? Creo que no. Reconozco que los sueños pueden ser una motivación maravillosa en la vida, pero con la madurez deben evolucionar, y sólo tendrán opción de convertirse en realidad para aquellas personas que tengan el valor de aferrarse a ellos y no permitir que nada ni nadie les impida seguir en su búsqueda, sin importar temas como la edad u otros de similar calaña, pero a la vez hacer que crezcan con uno.
¿Que debemos madurar y pisar tierra? Claro, pero la idea no es dejar de lado los sueños sino evaluarlos, analizar con claridad su viabilidad y transformarlos en “Objetivos”, que es como se llama a los sueños cuando se les agrega fechas, planes de acción y ese trabajo a fondo que puede hacer que, como dice la publicidad de un Banco, los “quiero” se transformen en “puedo”, y pasemos de sólo soñar (o roncar nuestros sueños) a comenzar a realizarlos. De hecho, eso necesita una fuerte dosis de confianza en uno mismo y de imaginación, esa que permitirá que veamos el logro donde aún no hay nada, y nos llene de una actitud positiva que nos permita caminar en la dirección correcta.
Así que a dejar de deshojar margaritas y hacernos responsables de nuestra vida, de nuestra realizaciones y hasta de nuestros fracasos (si es que realmente lo son, que es materia de otro post). Y para animar a quienes como yo, estén buscando iniciarse (no importa si tarde o temprano), en este deporte de perseguir un sueño y transformarlo en realidad, les dejo algunas frases de personas que nos puedan ilustrar.
Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no se pierde; ahora coloca las bases debajo de ellos.
George Bernard Shaw (1856-1950)
Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la historia. Muéstrame un hombre sin sueños, y en él hallarás a un simple obrero.
James Cash Penny (1875-1971)
Realmente soy un soñador práctico; mis sueños no son bagatelas en el aire. Lo que yo quiero es convertir mis sueños en realidad.
Mahatma Gandhi (1869-1948)
No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.
Arthur Schopenhauer (1788-1860)
El hombre más lento, que no pierde de vista el fin, va siempre más veloz que el que va sin perseguir un punto fijo.
Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781)
Cuanto más alto coloque el hombre su meta, tanto más crecerá.
Friedrich Schiller (1759-1805)
Una gran verdad en pocas palabras
ResponderEliminarBien... después de leer....a plantear objetivos tangibles
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