Cuando Escribí los “Breves apuntes sobre la amistad”, http://elrincondelakatarsis.blogspot.com/2010/08/breves-apuntes-sobre-la-amistad.html volvía de un viaje con mis compañeras de estudios (escuela) y estaba emocionadísima por tanta alegría, tanta confianza, tanto espacio para divertirnos como locas (o como niñas), realmente estaba dichosa y hasta cierto punto asombrada, pues la experiencia superó todo lo que esperaba.
Este año mi promoción viajará en unas semanas otra vez, pero en esta ocasión cruzando la frontera para pasar bajo el sol colombiano unos días, que si bien serán pocos, de seguro su poder renovador se dejará sentir por mucho tiempo. Pese a que yo dejé muy claro desde un primer momento que no iba a participar, la paciencia, el cariño y la solidaridad de mis compañeras ha hecho que no sea así, y de pronto, una especie de ola gigantesca nos fue envolviendo y el viaje que inicialmente convocó a 19 compañeras, de pronto pasó a reunir a 21, 22, 24 y ahora mismo ya perdimos la cuenta, porque se ha logrado una adhesión que superó nuestras más locas ilusiones.
¿Cuál es el secreto? No lo sé, creo que son muchas cosas en realidad: entusiasmo desbordante, cariño sincero, generosidad solidaria, alegría inagotable y el deseo de compartir un tiempo y un espacio con la libertad y el desenfado que difícilmente encontramos en otros grupos, llámese el matrimonio o la familia, donde tenemos una imagen que cuidar, una reputación que defender y una función que desempeñar.
En el entorno de nuestra amistad sólo somos nosotras, mujeres llenas de deseos, metas, esfuerzos, insatisfacciones, dolores y alegrías como cualquier mortal, pero reunidas para disfrutar, para compartir en libertad y aprovechar una de las mejores cosas que Dios nos regaló: la alegría de vivir.
Con los años pareciera que la sociedad espera que las personas llenen su vida de cosas serias como la responsabilidad y el compromiso, ¡que están muy bien! pero que al parecer no salen a pasear con el entusiasmo y la jovialidad, o al menos no sabemos cómo sentarlos a la misma mesa. Pareciera que con el correr del tiempo nos enfrascamos en un abrir y cerrar de ojos en la rutina y todas las dificultades cotidianas que emanan de tratar de sacar adelante de la crianza de los hijos y la relación con la pareja, mientras hacemos malabarismos con un trabajo cuya plata no alcanza para todos los pendientes y un cuerpo que insiste en subir de peso con sólo respirar pese a todos nuestros denodados esfuerzos en sentido contrario.
Los años no pasan en vano, es una realidad, y entre las arrugas que llegaron para no irse más y las odiadas canas (sí, lo reconozco, la odio a morir!!) de pronto no sabemos ni cómo mantener la sonrisa mientras la menopausia nos toca la puerta, con todas las jodidas cosas que trae bajo el brazo, y vemos alrededor nuestro nuestros familiares y amigos que van luchando, enfermando y muriendo… resultó más fregado de lo que esperábamos esto de ser adulto.
Un día nos miramos al espejo y nos vemos encasillados en un trabajo serio, un consumo serio, una relación seria y hasta una cara seria. Tal vez por eso los hombres caen con frecuencia en aquello de sacar los pies del plato (tener una aventura, canita al aire, sacada de vuelta o como sea que le digan por ahí) y las cosas se terminan de fregar, sin embargo, no es necesario tirar todo por la borda para disfrutar la excitación maravillosa de experimentar la vitalidad de una vivencia renovadora. Nosotras la encontramos en un recurso maravilloso, holístico y sin contraindicación alguna: la amistad y los momentos que compartimos, libres y felices, para charlar, beber una copa, escuchar nuestras penas, ayudarnos y acompañarnos en el dolor, aprender unas de otras y aprovechar, mientras se pueda, la oportunidad de liberarnos de ataduras y salir, al menos unos días, de la rutina esclavizante en busca de mucha alegría, aire puro y sol.
Cuando vuelva les contaré cómo nos fue. Mientras tanto…. una amiga nos acaba de escribir pidiéndonos ayuda pues viene arrastrando males del alma hace mucho y ya es un proceso que afectan tanto su salud como para salir del país en el que vive y buscar una solución volviendo a su país, volviendo a sus amigas. La respuesta ha sido inmediata, unánime y a una sola voz, y la esperamos con ansias. ¡Qué reconfortante!
No me quedan sino tres palabras: ¡viva la amistad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios son valiosos.
¡Comparte tus ideas con nosotros!