Cuando me preguntan por qué he puesto un gadget con ballenas en este blog, me apena decirlo, pues imagino que esperan una respuesta muy original, pero la verdad es demasiado simple: me fascinan.
No sé si es su volumen verdaderamente colosal, esa imagen entre pacíficas y poderosas o alguna vivencia infantil que no logro (ni lograré) recordar. Tal vez fue la impresión que me causó saber que las ballenas piden ayuda al momento del parto y cómo desde millas de distancia otra ballena acude para asistir a la madre en el nacimiento del bebé y ayudarla a sostenerlo mientras aprende a nadar por sí solo, el caso es que aunque me gustan los animales en general (mamíferos de preferencia), siento por las ballenas una particular fascinación.