Cuando inicié este punto de encuentro, lo hice llena de incertidumbre, un poco para mi marido dejara de insistirme en que era una opción ideal para mí, que muero si dejo de escribir y estaba un poco deprimida por haber dejado el trabajo, y otro para explorar esta maravillosa aldea infinita del ciberespacio. Y aquí estamos, casi cuatro años y 140 artículos después, con la alegría de poder contactar a personas, que aunque estén al otro lado del mundo, pueden interesarse en lo mismo que uno, y usar algo de lo propio para mejorar su vida, de una u otra forma.
Y siendo el Día Internacional de la Mujer nada más propicio que escribir sobre ello, pero me encuentro en una indecisión mortal: no sé si hacerlo sobre las mujeres venezolanas que están atravesando una dura crisis, sobre la violencia, humillaciones y vejaciones interminables que sufren las mujeres en países del otro lado del mundo como Pakistán, India, Islas Maldivas o Somalia, sobre las mujeres que en cualquier parte
del mundo sufren agresiones domésticas (de sus padres, maridos, parejas, igual da), siempre víctimas de la inferioridad física que les impide defenderse o la sentimental de la que el agresor casi siempre se aprovecha, mediante amenazas y chantajes, o si simplemente comparto una meditación sobre las bravas mujeres de mi pueblo peruano, que asumen su rol de padre-madre a veces desde muy tierna juventud, y superan toda suerte de adversidades, violaciones casi invariablemente de por medio, y salen adelante para superar los horrores que la vida les puso enfrente, y tratar que sus hijos no los tengan que vivir en un futuro.
No crean que pretendo hacer un ranking del sufrimiento femenino, nada más terrible ni ajeno a mi voluntad. Pienso que mucho de ese sufrimiento es fruto de la pobreza y la desigualdad, que es un espanto, pero la indiferencia de la sociedad y de la Justicia, es peor, y afecta en sociedades no necesariamente pobres, y amenaza a víctimas no necesariamente indigentes. ¿Por qué? Porque siempre hay intereses (económicos, sexuales, o de cualquier tipo) de grupos de poder que generan un sistema que los protege (en tanto abusadores impunes) en el que no hay salida y ser mujer es casi nacer para sufrir.
Esglobal.org publica de los 5 peores países para ser mujer, liderados por AFGANISTÁN, donde ser mujer es casi una desgracia, con uno de los mayores índices de mortalidad maternal en el mundo (según Unicef 1 de cada 11 afganas mueren durante el parto) y 80% de mujeres y niñas forzadas al matrimonio contra su voluntad. Eso sin anotar el alto nivel de agresiones sexuales, violencia física y discriminación laboral contra las mujeres (87% son analfabetas), que la mantiene relegadas a tareas no remuneradas en un estado casi de servidumbre, víctimas fáciles de la violencia (sexual y física), la insalubridad y la opresión; seguido de cerca por la REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (eso de democrática a veces es un chiste muy cruel…!), donde más de mil mujeres son violadas diariamente, teniendo el índice de agresiones sexuales más alto del mundo: 48 mujeres son violadas cada hora, aproximadamente 420.000 al año (según American Journal of Public Health).
Entre tanto dolor, algunas ONG’s hacen una labor loable de denuncia y de lucha por mejorar en alguna medida estos estados de opresión que condenan a las mujeres al sufrimiento y la esclavitud. Es el caso de Avaaz, una comunidad global de movilización online que integra la acción política impulsada por la ciudadanía en temas de derechos humanos y equilibrio ecológico, que publicó hace no mucho la historia de una joven de 16 años Amina Filali - violada, golpeada y obligada a casarse con su violador, que se suicidó como el único modo escapar a su trágico destino, avalado por las leyes de su país, Marruecos. ¿Puede haber tanta injusticia en el mundo? Pues sí, la hay. Y aunque en este caso parece haberse iniciado una débil luz de esperanza gracias a la movilización internacional (pueden ver más en http://www.avaaz.org/es/forced_to_marry_her_rapist_f/?slideshow) que al parecer logró que el Parlamento marroquí acepte modificar el artículo 475 de su ley, que permitía que los violadores se casaran con sus víctimas y evitaran ser castigados, aún hay demasiado camino por recorrer.
Otro caso muy mediático pero con un final diferente, fue el de Malala Yousafzai, una joven paquistaní de 15 años, que fue disparada en la cabeza por los talibanes por su insistente actividad solicitando al gobierno que garantizará acceso a la educación para todos, especialmente para las niñas y jóvenes de su país. Recordemos que PAKISTÁN tiene el triste récord de ser uno de los países con mayor índice de violencia contra la mujer, que incluye ataques con ácido (85%), matrimonios forzosos (93% según TrustLaw) y un 90% de mujeres o niñas que sufren violencia diaria en sus hogares (Human Right Watch). La precaria situación de las mujeres las condena a ganar un 82% menos que los hombres, además de carecer de derecho sobre tierras o propiedades.
Luego del tiroteo en el que Malala fue herida, se logró un cambio en la gestión del Gobierno que anunció oficialmente un sistema de becas para tres millones de niños, además de medidas que garanticen un mejor trato a las mujeres que desean acceder a la educación. La joven Malala se recuperó de sus lesiones gracias a una reacción inmediata de la solidaridad internacional, que aseguró su atención médica total, y continúa su lucha.
Afortunadamente la reacción de las mujeres en todo el mundo es cada vez más decidida y organizada, y el reclamo por un status justo es cada vez más difícil de evitar o ignorar. Ser mujer es un reto, más allá de la pobreza, más allá de la justicia, pues es un género que en no todas partes recibe la protección que requiere. En una publicación que encontré hoy en las redes se dice que el 8 de marzo no se debe felicitar a nadie ni enviar postales o flores, pues es un día para conmemorar a las mártires de la tragedia de Nueva York, pues “no se está celebrando el hecho de ser mujer”.
Estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo en que el sentido primigenio es de conmemoración de un sacrificio, de una lucha que no ha acabado para millones de mujeres en muchos países, como hemos visto líneas arriba,
pues las mujeres siguen siendo abusadas y postergadas en todo el orbe. ¡Mil veces cierto! Pero creo que si miramos el horror debemos hacerlo con un espíritu de esperanza, y si pensamos en el dolor, debemos ser conscientes de que la violación sexual o la agresión física no es una medida, pues cada quién sufre lo suyo, y para cada mujer su destino puede ser tan o más difícil que otro, y nadie tiene el derecho de negar su angustia o su desesperación, aunque las condiciones de unas y otras sean distintas.
Por eso creo que también es lícito darle un saludo, reconocimiento o levantadita de ánimo, como lo quieran ver, a todas las mujeres luchadoras que en todo el mundo, cada día asumen responsabilidades cotidianas que no tienen hombres en su misma posición, porque además de ser trabajadoras son cuidadoras de hijos, de padres, de hogares, trabajando más y ganando menos, y teniendo que soportar lo que soportan los hombres y esa horrorosa cuota adicional.. por ser mujeres.
Las mujeres sólo por serlo tenemos desde dolencias hasta trabajos especiales, desde peligros de salud hasta mayor riesgo de violencia sexual, desde indiferencia de los sistemas jurídico-policiales hasta educativos, todo lo que sobrecarga nuestro caminar por la vida, y que debemos afrontar con valor y paciencia porque... somos mujeres.
Vale el recuerdo de un holocausto.
Vale el grito de espanto y una llamada a la solidaridad para con quienes sufren situaciones de horror en todas las dimensiones posibles.
Vale movilizarnos para solidarizarnos con ellas y aportar nuestro granito de arena, así sea sólo firmar un padrón virtual.
Pero también vale el saludo a mujeres que sin morir por una causa viven para hacer mejor la vida de quienes las rodean.
Porque también vale tener esperanza y alegría, por la vida y por quienes pueden gozarla y hacerla mejor.
Para todas las mujeres bravas, valientes, luchadoras, guerreras… mi admiración y aprecio, y que un día amanezca con justicia y oportunidades para todas.
Más info en:
http://www.esglobal.org/la-lista-los-5-peores-lugares-para-ser-mujer
http://www.ecured.cu/index.php/Violencia_contra_la_Mujer
http://www.avaaz.org/es/highlights.php
Feliz día Luzma y no hay que guardar silencio, para construir día a día un mundo mejor de ciudadanos iguales en oportunidades.
ResponderEliminarDe acuerdo! El silencio es el primer y pequeño paso a un estado de indiferencia e impunidad.
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