24 de enero de 2012

Mala leche

Una amiga me prestó el libro “La nutrición inteligente”, de Sacha Barrio Healey , un defensor de la cocina vegana o “pitagórica”,  y  ahora estoy hecha un verdadero lío.
Más allá de lo revolucionario de sus conceptos y propuestas alimenticias  o de su conflicto con algunos representantes del Colegio Médico del Perú, y además  también de su posición encendida y radical contra los cultivos transgénicos, que no le ha ganado muchos amigos ni en las empresas ni en el gobierno (ni el nuestro ni el del tío Sam),  la suya no es una opción aislada sino que es compartida con muchas personas, estudiosos reconocidos la mayoría, en varios países.
Si bien Sacha aboga por un régimen alimenticio integral que rechace la carne en todas sus formas  (con una excepción del pescado para ciertos casos y de preferencia sólo temporalmente), y arremete contra el azúcar refinada, la sal, y hasta la soya, en una cruzada radical que deja poco espacio para la vida culinaria como la conocemos, una de sus propuestas es, a mi modesto entender, la más preocupante: eliminar de la dieta toda leche o preparado en base a lácteos como la mantequilla, queso, yogurt, etc., pues considera que es uno de los grandes males de la alimentación humana, y que la salud de las personas mejora en cuanto dejan de consumir lácteos de todo tipo.

El argumento del señor Barrio es que la producción de leche en el organismo de la vaca produce unas sustancias ideales para el crecimiento del becerro pero no para el ser humano y que en lugar de salud producen quistes ováricos, cáncer de mama y de próstata, entre otras cosas, además de ser un alimento “altamente mucogénico”, es decir, productor de mucosidades o flemas que en contacto con los ácidos del sistema digestivo transforman la leche en una especie de goma que se adhiere al estómago y otros sitios más que prefiero olvidar. También sostiene que produce calcificaciones extraóseas, (que producen  cálculos, quistes, cataratas) entre otros problemas.
Como Magaly Medina,  diré: ¿WHAT?
Mi bandera nutricional, la base sobre la que se edificó mi pirámide alimenticia (soy madre de tres, así que no sólo juego con mi salud sino con la de mi familia y algún día eso influirá en sus familias), mi deliciosa taza de leche calientita es poco menos que un placebo, porque el placebo no sirve pero no daña y esto (la leche venerada de mi infancia, juventud y adultez) causa desde catarro hasta cáncer. Un golpe bajo y muy doloroso. Pero sobretodo, muy preocupante.
Como muchos, yo estoy en la onda de cuidar mi salud más que antes (¿será la crisis de la mediana edad?) y esto me puso los pelos de punta, por lo que, como corresponde, me puse a buscar información para saber si, como ha pasado ya antes y pasará después, se trataba de un charlatán, o hay algo de cierto en el tema. Y encontré de todo como en Botica, a favor y en contra.
Uno de los argumentos que más encontré repetido aquí y allá es el de que somos la única especie animal que sigue tomando leche después de su infancia, pero es además la única que la toma… ¡de otra especie! Ese es un tema que nos deja una sensación de alarma cuando usamos un poco de lógica. De chica me parecía muy natural, pero creo que ahora… ya no me convence tanto.
Otro tema que encontré es el de la intolerancia a la lactosa, que muestra estadísticas un tanto manipuladas, creo, porque cada artículo muestra números diferentes (así que lo saqué de mi análisis y punto) o el de la industrialización de la leche con grasa vegetal saturada y otras barbaridades por el estilo. Realmente, el panorama es desolador. Entonces, en medio de la incertidumbre más angustiante, decidí ir en busca de los aspectos más sólidos para analizar, y son los que expongo a continuación:

  1. Los componente nutricionales no quedan claramente establecidos (me pregunto si las diferencias se deberán a la metodología del estudio o a algo más sustancial). Unos dicen que “la leche de vaca contiene aproximadamente tres veces más proteínas que la leche humana y casi un 50% más de grasa”, mientras Sacha Barrio indica que esa carga proteínica no es tal, y que por el contrario, descalcifica nuestro organismo por su alto contenido de fósforo que anula el calcio. Aparentemente la pasteurización de la leche termina de matar su bajo contenido nutricional y si se opta por la leche en polvo o la evaporada (que es básicamente leche en polvo reconstituida) es altamente rica en oxiesteroles (colesterol oxidado) que se considera causa de artereosclerosis. También están los que afirman que con un bajo contenido de calcio y un alto porcentaje de grasa, el calcio es eliminado de los huesos a través de la orina generando problemas renales.
  2. Las estadísticas indican que países con alto consumo de leche como USA, Finlandia u otros, tienen un alto nivel de osteoporosis, mientras que otros como China, cuyo consumo es mínimo, no presenta esos niveles de esta enfermedad que reduce la masa de los huesos y deteriora su tejido. Al parecer el tema estaría relacionado no con el consumo de calcio sino con la reducción del consumo de proteínas. 
  3. Al decir de muchos investigadores el consumo de leche tendría mucha relación con el ASMA, así como muchas alergias infantiles que vienen incrementándose día a día.
  4. La leche de vaca que consumimos actualmente ya no es la leche que tomaban nuestros abuelos, pues hoy en día está plagada de hormonas, residuos de medicamentos veterinarios, fitotoxinas  y productos químicos diversos que afectan la salud de quienes la consumen, sea en forma directa o en sus derivados. 
  5. Entre los profesionales que afirman que el consumo de leche es nocivo se encuentra el doctor John Mc Dougall, quien viene sosteniendo una lucha “encarnizada” contra el consumo de carnes (todas ellas, sea que caminen, se arrastren, vuelen   o naden) quien ha decidido llamar a la leche: “CARNE LÍQUIDA”. Sin comentarios.
  6. Otro tema es el de las enzimas: renina y lactasa. Son las que deben facilitar la digestibilidad de la leche de vaca, y al parecer los seres humanos dejamos de producirlas al terminar la infancia, lo que ocasiona que con los años se queden sedimentos de leche no procesada en los intestinos, adheridos, y luego se fermentan, originando enfermedades como diabetes, intolerancia a ciertos alimentos, etc.
  7. Entre otros, un médico español, (Santiago de la Rosa, Presidente de la Comisión de Medicina Naturista del Colegio de Médicos de Madrid), considera que dos de las proteínas de la leche, la caseína y la gammaglobulina bovina, afectan nuestro sistema inmunitario, haciéndolo vulnerable y facilitando la aparición de enfermedades autoinmunes como artritis, lupus, y diferentes tipos de cáncer.

No voy a mencionar aquí temas como la calidad de vida de las vacas lecheras, que al parecer no sólo son hacinadas y maltratadas sino que ya no poseen en horizonte de vida habitual (de 20-25 años a 5 ó 6), sin contar con que son continuamente preñadas con inseminación artificial, reciben drogas varias para aumentar su tamaño o producción y un sinfín de barbaridades más, porque nos explayaríamos demasiado, aunque el tema lo amerite.
No pienso hacer la defensa de la leche porque los argumentos son los que todos conocemos, pero al parecer el asunto es que no tendrían mucho asidero científico y la recordada escena del "Tío Johnny", en aquel programa infantil de los setenta, en riguroso blanco y negro, en la que bebía frente a cámaras un vaso de leche pura de vaca como ejemplo a seguir, quedará en la memoria colectiva de una generación pero tal vez un día sea el caso anecdótico de lo que se creía verdad pese a que era un gran error.
Esta situación no es reciente y en muchos países hay movimientos que caminan en esta dirección, de forma clara y pública. En nuestro caso aún no sucede algo así y esto nos pone ante la posibilidad de enfrentar  un cambio de paradigmas, en que lo más difícil es dejar atrás patrones de comportamiento que se amarran con las tradiciones, los recuerdos y con el marco cultural, además de estar relacionados con un soporte comercial que facilita continuar con ciertas prácticas aún cuando sería el momento de dejarlas atrás, ya que es un  consumo que no nos beneficia y, por el contrario, nos resta vida y salud. De por medio existen corporaciones multimillonarias que no permitirán fácilmente que se les quite el negocio.
¿Usted qué dice?

Más información en:
http://www.unizar.es/med_naturista/Lacteos.pdf
http://peru21.pe/noticia/611275/guia-nutricion-inteligente
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2006-07-06/impCronicas0535721.html
http://www.alimentacion-sana.com.ar/portal%20nuevo/actualizaciones/lechebuena.htm
http://www.elcuerpo.es/la-leche-alimento-sano-o-perjudicial-item160.php
http://www.vivesinlactosa.org/2011/03/el-problema-del-calcio/
http://www.oocities.org/vegania/noleche/peta.html

9 comentarios:

  1. De acuerdo y punto!

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  2. La leche es un negocio millonario. Los empresarios de la industria láctea no van a aceptar estos argumentos y van a contratar a sus propios científicos para probar que la leche es la panacea nutricional. Yo no tomo leche hace un lustro y mis huesos sigue tan fuertes como antes. No he dejado del todo los lácteos, pero los consumo eventualmente.
    Nos hicieron creer que la leche es la principal fuente de calcio pero nunca nos dijeron que hay alimentos vegetales y animales aún más ricos en calcio y exentos de todos los inconvenientes que se le achacan a la leche. O tal vez habría que ver si la leche puede ser mejor asimilada en combinación con otros alimentos como la miel. El caso es que, en aras de una franca honradez, se nos debería decir cuáles son los riesgos de consumir leche. Quizás podamos seguir consumiéndola pero en cantidades moderadas y no tres veces al día como los inescrupulosos mercaderes de la leche nos quisieran imponer.

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  3. Me parece muy centrada la postura que tienes: antes que nada transparencia y libertad de información, para poder elegir de forma responsable.

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  4. Hace años que deje de tomar leche ya que no la tolera mi sistema digestivo. He leido sobre el alto indice de cancer de mama en las mujeres de occidente ( consumidoras de leche de vaca ) vs. las mujeres de oriente que consumen leche de soja siendo sus indices minimos, algo logico. Como convencer a una inmensa mayoria de madres acerca del no consumo como la no aplicacion de vacunas a sus hijos. Es cultural. Gracias por la informacion.

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    1. Gracias a ti por tu testimonio. Sí, pues, el tema de la leche es muy discutible, y es importante informarnos y tomar decisiones sobre nuestra salud de forma responsable. lastimosamente en éste y muchos temas, hay negociados increíbles, como apunta el segundo comentario de esta entrada, que pasan por encima de todo para amarsar fortunas. Uno pensaría "no, eso sería demasiado, no lo creo posible...", y... ¡sí es posible y lo vienen haciendo miles y cientos de miles de personas inescrupulosas desde los tiempos del faraón!

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  5. Hola. Como científico te digo algo: si no eres intolerante a la lactosa, toma leche para siempre. Leo que muchos hablan de lo bien que van sin leche. Claro que puedes vivir sin ella, pero no vas a encontrar una fuente de calcio mejor (ya que ninguna forma de calcio es más asimilable). El "doctor" Barrio no es tal, y es un afamado charlatán. Vive tu vida tranquila, si no quieres o no puedes con la lactosa, elimina los lácteos y consume más verduras con limón o vinagre.

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    1. Hola, Eduardo. Gracias por escribir y dar tu opinión. Es lo que nos permite contrastar ideas y acercarnos un poco más a la verdad.
      Te esperamos siempre por este Rincón.

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  6. Creerle a Barrio, creerle a la jefa del blog, ¿creerle a científicos de todo el mundo? creo que consideraré un poco de todos y decidiré según la proposición; "No creas, experimenta" ya que los exámenes de sangre son súper baratos y porque estoy en éste dilema, lo único irresponsable sería ignorarlo todo y mantenerme igual, aceptando un paradigma que obviamente viene del interés de una industria y en pro a su bolsillo. Ah... muy bonito blog, recién lo descubro :')

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    1. ¡Muy sensato, Víctor! Aunque esa proposición no puede aplicarse en todos los casos, sí es útil en éste. Prueba, averigua, consulta, y piensa en cuáles podrían ser alternativas adecuadas con tu estilo de vida, presupuesto y necesidades nutricionales. De ese modo ten por seguro que haciendo uso de tu sentido común (que no es tan común como se piensa...) tomarás la mejor decisión.

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