Hoy no voy a hablar sobre un tema. Sólo pondré mis sentimientos en la mesa (o el teclado) y si alguien quiere compartir su experiencia, se lo agradeceré. Tal vez así no me sienta tan mal como me siento ahora.
Luego de una horrorosa adolescencia, con muchos problemas y complicaciones de todo tipo, hice malabares para sobrevivir las respectivas de mis hijos mayores tratando de que no sufrieran, pero con el deseo también de formarlos en esa etapa tan importante.
Con el varón no tuve mucha complicación, pero la mujer, rebelde y decidida a luchar sola contra el mundo, me hizo la vida de cuadritos. Descubrí entonces que uno de los grandes errores que cometemos los padres, es tratar de que los hijos se amolden a nuestro modo de (hacer tal o cual cosa, criarlos, etc.) cuando somos nosotros los que debemos adaptarnos a ellos en realidad, por más difícil que a veces resulte (y así suele ser).
Hoy que tengo una tercera hija que esperé con ansias, rezos y muuuuuucha ilusión, sus crisis adolescentes superan mi paciencia y me dejan desarmada y llena de impotencia.
Es ilógico amar tanto a los hijos y vivir en medio de conflictos estúpidos y constantes con ellos... pero como algo inevitable, tal vez una jugada cruel del destino, de nuevo estoy en el mismo lugar al que juré nunca más volver...
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