Conversando con una amiga, intercambiábamos experiencias y me comentó que lo que le contaba era muy similar a lo que sufría una amiga, y que hemos dado en denominar como “Síndrome de Jeff”. Afortunadamente no causa la muerte ni presenta un proceso degenerativo que inhabilite a la persona para su normal desempeño, sin embargo es sumamente molesto y hasta perjudicial… para los demás.
Esta dolencia ataca generalmente al género masculino, y su principal síntoma es que adquieren un casi absoluto desentendimiento de lo que sus palabras o acciones puedan significar para otros, generando a su paso toda suerte de problemas sociales y familiares de repercusiones variables, sin que siquiera se hayan percatado. Un caso típico es el que se expone a continuación: Una pareja almuerza con unos amigos y “Jeff” (digámosle así) no está siendo muy sutil, diciéndole a la amiga que está muy gorda ignorando que está bajo tratamiento sicológico por su adicción compulsiva a la comida y que la reunión era justamente para darle apoyo emocional, por lo que recibe unos discretos “toques” bajo la mesa, que su esposa le da en la pierna con la punta de su zapato. Entonces, en lugar de pensar que le están enviando un mensaje cifrado, pregunta: “¿me estás dando pataditas en la pierna o me parece?”