
Luego de una horrorosa adolescencia, con muchos problemas y complicaciones de todo tipo, hice malabares para sobrevivir las respectivas de mis hijos mayores tratando de que no sufrieran, pero con el deseo también de formarlos en esa etapa tan importante.
Con el varón no tuve mucha complicación, pero la mujer, rebelde y decidida a luchar sola contra el mundo, me hizo la vida de cuadritos. Descubrí entonces que uno de los grandes errores que cometemos los padres, es tratar de que los hijos se amolden a nuestro modo de (hacer tal o cual cosa, criarlos, etc.) cuando somos nosotros los que debemos adaptarnos a ellos en realidad, por más difícil que a veces resulte (y así suele ser).