
Más allá de lo revolucionario de sus conceptos y propuestas alimenticias o de su conflicto con algunos representantes del Colegio Médico del Perú, y además también de su posición encendida y radical contra los cultivos transgénicos, que no le ha ganado muchos amigos ni en las empresas ni en el gobierno (ni el nuestro ni el del tío Sam), la suya no es una opción aislada sino que es compartida con muchas personas, estudiosos reconocidos la mayoría, en varios países.
Si bien Sacha aboga por un régimen alimenticio integral que rechace la carne en todas sus formas (con una excepción del pescado para ciertos casos y de preferencia sólo temporalmente), y arremete contra el azúcar refinada, la sal, y hasta la soya, en una cruzada radical que deja poco espacio para la vida culinaria como la conocemos, una de sus propuestas es, a mi modesto entender, la más preocupante: eliminar de la dieta toda leche o preparado en base a lácteos como la mantequilla, queso, yogurt, etc., pues considera que es uno de los grandes males de la alimentación humana, y que la salud de las personas mejora en cuanto dejan de consumir lácteos de todo tipo.